Como parte de la Muralla del Atlántico en Dinamarca, la localidad de Hirtshals fue dotada por los nazis con un importante complejo de más de 50 búnkeres (incluyendo los del tipo Tobruk, que eran para 1 ó 2 soldados), refugios antiaéreos y una estación de radar. El complejo siguió en uso por el ejército danés transcurrida la Segunda Guerra Mundial, para posteriormente pasar a considerarse monumento englobados bajo el museo de la ciudad.
Los búnkeres nazis en la playa de Kryle fueron construidos durante la Segunda Guerra Mundial, como parte de la Muralla del Atlántico. Aunque el complejo fue solicitado por las autoridades militares nazis, fue el gobierno danés quién pagó por los trabajos.
Las torres antiaéreas, Flaktürme en alemán, fueron grandes bloques de casas-búnker con artillería antiaérea usadas por la Luftwaffe para prevenir que los aviones enemigos sobrevolasen áreas clave de ciertas ciudades durante la Segunda Guerra Mundial. También sirvieron como hospitales, búnkeres y refugios antiaéreos para miles de personas así como para coordinar la defensa aérea albergando puestos de radio. Con unas paredes de hasta 3.5 metros de grosor, se consideraba que estas torres eran invulnerables a los típicos ataques de los bombarderos aliados, aunque posiblemente no habrían resistido las gigantescas bombas terremoto británicas que sí penetraron cemento reforzado de mayor grosor. Por lo general los aviones procuraban evitar las torres antiaéreas.
Algunas partes de Noruega están dominadas por su clima. Construir bases de submarinos siempre era difícil por las nevadas y el hielo; las ubicaciones estaban elegidas, pero la ocupación de Francia sólo unos pocos meses después de que Noruega se rindiese, eclipsaron a este último país como sede de las bases para los U-Boot nazis.
No obstante, se identificó un requerimiento de protección para el Mar del Norte, así como las zonas árticas. Con la liberación de Francia en 1944, Noruega volvió a ganar importancia, ampliando mucho el edificio y su uso, ya que los submarinos de las bases francesas se transfirieron a Noruega... aunque solo fuese por un año.

Imagen: © Ivan Røde Skjegg 2008 [Galería de Ivan Røde Skjegg]
Las torres de Winkel, o Winkeltürme en alemán, eran refugios antiaéreos que el III Reich usó durante la Segunda Guerra Mundial para proteger población e incluso artillería. Algunas podían albergar hasta 600 personas. No obstante también se previó su uso en tiempos de paz como almacenes o depósitos de agua.
Su nombre se debe al ingeniero/arquitecto alemán Leo Winkel quién tras obtener la patente el 18 de septiembre de 1934 fundó una empresa para construirlas el 31 de diciembre de 1936.
El aspecto fálico se debe a que así rechazarían mejor un ataque aéreo, rebotando la bomba sobre la estructura y detonando en el suelo junto a ella, estando esta parte reforzada, por lo que se absorbería mejor la explosión.
Eran erigidas cerca de industrias y fábricas para proteger a sus trabajadores, siendo su altura entre 20 y 32 metros y sus muros tenían un grosor de entre 1 y 2 metros.
Este impresionante vestigio de la Segunda Guerra Mundial se inició en 1941 y se finalizó en 1943. Albergaba una flota de 12 submarinos de la Kriegsmarine.
La fortificación de la zona de Hlučín-Darkovičky es la más importante de la región de Moravia. Inlcuye un grupo de búnkeres que se edificaron como parte de la línea defensiva de la frontera checoslovaca ante la amenaza Nazi y húngara. Fueron construidos entre 1935 y 1938. Son los mejores conservados de Europa y su conjunto defensivo total se compone de cuatro elementos de diferentes tipos y grados de resistencia, tres búnkeres principales (MO S-18, MO S-19 y MO S-20) y un řopík —un búnker mucho más pequeño pero con todas las características defensivas y de soporte que los otros.
Hoy en día el complejo es parte del museo de Silesia, que se puede visitar y en el que se realiza una actividad con el ejército cada año. No obstante no todas las partes del complejo son accesibles a los visitantes.
Las torres de Winkel, o Winkeltürme en alemán, eran refugios antiaéreos que el III Reich usó durante la Segunda Guerra Mundial para proteger población e incluso artillería. Algunas podían albergar hasta 600 personas. No obstante también se previó su uso en tiempos de paz como almacenes o depósitos de agua.
Su nombre se debe al ingeniero/arquitecto alemán Leo Winkel quién tras obtener la patente el 18 de septiembre de 1934 fundó una empresa para construirlas el 31 de diciembre de 1936.
El aspecto fálico se debe a que así rechazarían mejor un ataque aéreo, rebotando la bomba sobre la estructura y detonando en el suelo junto a ella, estando esta parte reforzada, por lo que se absorbería mejor la explosión.
Durante la Segunda Guerra Mundial y como parte de las defensas del Muro del Atlántico, la pequeña localidad de Dinamarca Løkken se vio inundada de búnkeres de hormigón, que salpican la playa en la que cada día se entierran más.
Las torres antiaéreas de Hamburgo son dos grandes edificios de cemento construidos para proteger los edificios de los barrios St. Pauli y Wilhelmsburg de ataques aéreos. Se construyeron cuatro torre entre los años 1942 y 1944, dos eran búnkers y dos eran torres de control de tiro, todas ellas tenían artillería antiaérea en sus azoteas. Las torres también servirían de refugio para las personas en caso de necesidad, lo que como propaganda sirvió muy bien al gobierno, ya que fueron construidas pensando que serían indestructibles. Hoy día sólo quedan dos torres en pie, ambas del tipo G —torres de tiro—.
Las torres surgieron como respuesta a los ataques aéreos sobre Berlín del 9 de septiembre de 1940, ya que Berlín, Viena y Hamburgo se habían conformado como objetivos estratégicos. En concreto Hamburgo tenía una gran infraestructura industrial donde se producían muchas partes de los submarinos U-Boot.