Las torres antiaéreas, Flaktürme en alemán, fueron grandes bloques de casas-búnker con artillería antiaérea usadas por la Luftwaffe para prevenir que los aviones enemigos sobrevolasen áreas clave de ciertas ciudades durante la Segunda Guerra Mundial. También sirvieron como hospitales, búnkeres y refugios antiaéreos para miles de personas así como para coordinar la defensa aérea albergando puestos de radio. Con unas paredes de hasta 3.5 metros de grosor, se consideraba que estas torres eran invulnerables a los típicos ataques de los bombarderos aliados, aunque posiblemente no habrían resistido las gigantescas bombas terremoto británicas que sí penetraron cemento reforzado de mayor grosor. Por lo general los aviones procuraban evitar las torres antiaéreas.
Las torres antiaéreas de Hamburgo son dos grandes edificios de cemento construidos para proteger los edificios de los barrios St. Pauli y Wilhelmsburg de ataques aéreos. Se construyeron cuatro torre entre los años 1942 y 1944, dos eran búnkers y dos eran torres de control de tiro, todas ellas tenían artillería antiaérea en sus azoteas. Las torres también servirían de refugio para las personas en caso de necesidad, lo que como propaganda sirvió muy bien al gobierno, ya que fueron construidas pensando que serían indestructibles. Hoy día sólo quedan dos torres en pie, ambas del tipo G —torres de tiro—.
Las torres surgieron como respuesta a los ataques aéreos sobre Berlín del 9 de septiembre de 1940, ya que Berlín, Viena y Hamburgo se habían conformado como objetivos estratégicos. En concreto Hamburgo tenía una gran infraestructura industrial donde se producían muchas partes de los submarinos U-Boot.
Las torres antiaéreas, Flaktürme en alemán, fueron grandes bloques de casas-búnker con artillería antiaérea usadas por la Luftwaffe para prevenir que los aviones enemigos sobrevolasen áreas clave de ciertas ciudades durante la Segunda Guerra Mundial. También sirvieron como hospitales, búkers y refugios antiaéreos para miles de personas así como para coordinar la defensa aérea albergando puestos de radio. Con unas paredes de hasta 3.5 metros de grosor, se consideraba que estas torres eran invulnerables a los típicos ataques de los bombarderos aliados, aunque posiblemente no habrían resistido las gigantescas bombas terremoto británicas que sí penetraron cemento reforzado de mayor grosor. Por lo general los aviones procuraban evitar las torres antiaéreas.
Las torres se construyeron entre 1942 y 1945 según
diseños del arquitecto Friedrich Tamms, siendo el proveedor de materiales la organización Todt. Al principio pequeños grupos de trabajo y empresas se encargaron de su construcción, posteriormente, según
fue decayendo la disponibilidad de los primeros, se emplearon prisioneros de guerra y condenados a trabajos forzados junto con trabajadores extranjeros. Las seis torres se levantan sobre exactamente la misma elevación y permitían un alcance de hasta 20 Km en las mejores circunstancias. Los tres complejos forman una especie de triángulo que tiene su centro en el Stephansdom, la catedral de Viena.