Hace ya más de un mes que hablé de las peores cosas de la República Checa, y ha llegado el turno de hablar de sus bondades, aunque me ha costado sacar las cinco, ya que cuatro estaban muy claras, pero me faltaba la quinta, de la que no estoy del todo convencido.
En fin, una vez más es mi opinión personal, aunque sé que varios puntos los comparten otros muchos expatriados (o inmigrantes, como le gusta decir a un amigo mío).
Que las disfruten.
Las terrazas de Barrandov, de los años 30, languidecen mirando al Moldava.
Como buen español que se precie no puedo dejar de criticar cosas, y ya puestos a criticar, vamos a criticar a mi país de acogida.
Eso sí, que nadie piense que soy un desagradecido: si vivo aquí es porque me compensa y lo bueno supera lo malo, pero no por ello voy a dejar de criticar lo que veo que está mal.
De hecho, ya estoy tardando en hacer una lista igual pero de las mejores 5 ó 10 cosas de la República Checa: próximamente en su blog amigo.
Comisiones Obreras de Castilla y León ha editado una guía prácitca para buscar trabajo en el extranjero —muy enfocada a Europa— pero al parecer no quiere que la gente encuentre información sobre la República Checa...
No os molestéis; mejor, más para nosotros :D
El palacio-castillo está en un frondoso bosque cerca del aeropuerto, si bien por dentro no es nada espectacular, es un buen lugar para pasar una tarde de domingo con los niños jugando con cometas y demás. Próximamente en Turismo Google.
Algún día escribiré acerca de este castillo en Turismo Google, está muy cerca de Praga y merece una visita de medio día.
Este fin de semana he tenido una visita de un amigo al que conocí en Dinamarca durante mi Erasmus. Hemos visto bastante de Praga juntos, y luego él se ha hecho sus tours que yo ya tengo trillados.
El caso es que el domingo por la mañana fuimos juntos a la colina de Petrin, para subir a la torre de Petrin (la mal llamada torre Eiffel de Praga) y de paso a la casa de los espejos.
El caso es que según estabamos en la cola para pagar, me comenta mi amigo:
¡Andá! También podemos cenar aquí por 75 coronas, ¡qué barato!
Lo que por un segundo pasó desapercibido y al siguiente hizo saltar mis alarmas. ¿Cenar en la casa de los espejos?
Y es que ponía «Cena/Price 75 Kč».
Donde «cena» es precio.
Nota: la imagen de arriba está en polaco, no checo, y no tiene nada que ver con la casa de los espejos.