Recuerdo que con las palabras del título, «oír, ver y callar», me recomendaba mi madre que me comportase siempre en clase. Curioso, justamente la participación es lo que se potencia en otros países cuyo nivel escolar está por encima del español (según los informes). Por poner un ejemplo, a finales de diciembre me encontré con la hermana de un amigo mío que había estado en Edimburgo de Erasmus, al cabo de dos días su profesor quiso hablar con ella y le comentó que la participación en clase suponía un alto porcentaje de la nota (creo recordar que era el 75% pero no estoy seguro) y que si seguía sin participar no se molestase en volver a sus clases.
Es uno de los grandes problemas de la educación española, además de que entra a magisterio todo dios y que la profesión no está muy valorada (interesante entrada en barrapunto) pero es un problema subsanable y creo que bastante fácil de corregir. Cuando somos pequeñitos sí se fomenta la participación, cuando los niños están aprendiendo a leer y a escribir se hace de forma relativamente participativa, es cuando se llega a los escalones más altos de la educación básica y al instituto cuando yo vi suprimida la participación en favor de lo que se suele llamar clase magistral, y no digamos ya en la Universidad, donde he visto que la participación ha brillado por su ausencia salvo en contadas ocasiones donde el profesor se ha propuesto muy seriamente que fuese algo fundamental.
Mientras que no cambien los cánones de educación en este país, así como la percepción de la educación creo que vamos a seguir bien jodidos.