A parte de lo que me contó en Dinamarca la gente que vivió en el antiguo bloque socialista,en mis dos viajes por Eslovaquia y uno por Polonia he podido enterarmede más cosas que no sabía y que unas veces no me sorprendieron y otrasme llamaron la atención.
Hablar del socialismo urssiano enesos países es como hablar del nazismo en Alemania, con la diferenciade que no lo ven como algo propio sino que fue impuesto. Decía mi amigo polaco Bartosz K.:
«Una vez alguien se dedicó a preguntar a los polacos si eran comunistas o no, la mayoría de la gente que respondía decía que no. Entonces se preguntaron ¿Si nadie en este puto país es comunista, por qué tenemos un gobierno comunista?»
Bartosz también me contó que durante la época soviética prácticamente no se podía abandonar el país, es más, no tenían pasaporte, lo tenía retenido el estado y había que pedirlo para poder viajar. Inglaterra era un destino harto complicado y si querías viajar allí y conseguías los permisos necesarios te decían exactamente cuánto dinero podías llevar, no sea que te fueses a escapar al enemigo.
Los polacos sufrieron mucho con los alemanes pero ellos mismos coinciden en que los rusos fueron peores. Cuando los rusos echaron a los alemanes de Polonia, cuentan que, como se sabía lo fuertes y rebeldes que eran los polacos, para mantenerlos a raya mataban indiscriminadamente. Al igual que los nazis, los rusos también usaron los campos de concentración con la población.
En Eslovaquia tampoco se podía viajar mucho pero la cosa estaba bastante mejor. Hasta podías ir de vacaciones a Yugoslavia, pero no a toda la costa, no fuese que dieses el salto a Italia y de ahí al enemigo... Comentaba la madre de M.S.:
«Es una pena que nosotros, obligados a estudiar varios idiomas, no pudiésemos viajar, y vosotros que podíais no quisiéseis o no lo hiciéseis por el idioma.»
Siguiendo con el tema su marido me dijo, entre risas, que se podía conseguir un viaje a Moscú como premio por algo. Estaban obligados a aprender el idioma de sus amigos los rusos durante muchos años, al menos 10 en Polonia. También me confesó la dificultad de estudiar otro idioma que no fuese el ruso o alemán, por ejemplo el inglés, podías ser investigado por los servicios del país, ya que a la vez que sospechoso también era una ofensa no querer aprender el idioma de nuestros amigos rusos.
La práctica de cualquier religión también podía acarrear problemas, creo recordar algún comentario sobre una persona con un cargo público a la que se descubrió que practicaba el cristianismo y ciertas personas hicieron una visita.
¿Por qué escribo todo esto? porque estoy harto de ver la idealización del comunismo de la URSS como si fuese lo mejor que ha habido nunca, cuando la mayoría de quienes lo ensalzan no tiene ni idea de lo que habla o bien tiene una idea distorsionada que se reduce a ser antiyanqui, antisistema y probablemente algún anti más. En palabras de algunos eslovacos:
«El comunismo como idea está bien pero simplemente no funciona.»
Otro día escribiré sobre la energía nuclear en el antiguo bloque comunista, Chernóbil y lo que suponían —y suponen hoy día— las centrales nucleares para las áreas circundantes. Y también me reservo otra entrada para comentar la animalada que hicieron los soviéticos en los cascos antiguos de las ciudades, que en resumidas cuentas se reduce a destrozarlo.
Así que si ahora llega Polonia y repudia a los Brigadistas Internacionales por «traidores y criminales» que nadie se asuste ni extrañe.
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De todas formas, creo que cualquier sistema de colectivización sólo puede funcionar entre individuos que lo elijan libremente. De otra manera ya no es colectivización, es dictadura.