Las revistas de a bordo de los aviones son una fuente de entretenimiento estúpido de encefalograma plano —la mayoría de las veces—, aunque a veces te dan la sorpresa con algo interesante, o alguna cagadita.
Es el caso de la revista de Wizzair que leía yo ayer en mi viaje de vuelta a España, en la que descubrí que el espectacular parlamento de Budapest se había trasladado a Dortmund:
Esto debería doler un poco siendo Wizzair una compañía húngara, aunque quién publica la revista es Ink Global, que no lo es.